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Josep Dosta: «Toda la vida he oído hablar de negocio en casa, y eso cala»

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El pasado miércoles 22 de noviembre la #ComunitatAIJEC pudo disfrutar de un nuevo encuentro de los #DinarsdeFutur donde pudo conocer, aprender e inspirarse con la experiencia empresarial que hay detrás de la reconocida marca de gafas Woodys Eyewear.

Compartir conversación con Josep Dosta nos corroboró que hablar de él es hacerlo también de ADN emprendedor, de humildad y de la creencia en el tejido empresarial catalán. Una historia que, como nos confesó el protagonista, probablemente comienza en su casa donde las conversaciones sobre negocios y empresa le fueron calando hasta empujarlo a hacer su propio camino. Aunque no fue hasta que tuvo la necesidad de llevar gafas «flotantes» mientras hacía Wakeskate, que no halló la razón de emprender.

El empresario de Vic tiene muy claro que su futuro no está ligado a una gran empresa y así lo compartió con nosotros, afirmando que su previsión para los próximos 10 años es conseguir que Woodys crezca «no demasiado» para que su equipo y él mismo puedan seguir disfrutando trabajando sin preocupaciones. Una sensación que comienzan a conseguir y que no quieren dejar escapar.

Dosta nos explicó que entre sus planes más inmediatos está entrar en toda Sudamérica, para incrementar su red de ventas internacional. El salto al otro lado del Atlántico viene precedido de la entrada, hace pocos meses, en Estados Unidos y Brasil, y se completará con Singapur, Indonesia, Corea, Japón y China. La sostenibilidad ocupó también parte de la conversación, al igual que ocupa un sitio importante en la estrategia de la compañía. El 70% de la colección de Woodys está hecha con materiales bio. Además, la compañía ha desarrollado una máquina para reciclar gafas antiguas que los ópticos tienen en stock y que, una vez fosas, se pueden convertir en nuevo material para nuevas monturas. Un proyecto todavía en fase inicial pero que Dosta espera poder hacer crecer.

La verdad fue el eje vertebrador de todo el encuentro, con una conversación cercana donde Dosta quiso reivindicar la necesidad de que el tejido empresarial de casa, las marcas y empresas catalanas, se apoyen entre ellas para seguir adelante. Es fácil creer, después de conocerlo, que esta forma de ver y vivir la empresa le ha llevado a crear de una necesidad personal, un proyecto que en estos momentos, y con sólo diez años, está presente en 72 países con 15.000 puntos de venta y 400.000 gafas vendidas al año.